sábado, 15 de febrero de 2014

Tratamiento del Cólera y el Dengue, Grupo 3


TRATAMIENTO DEL CÓLERA.

El tratamiento eficiente radica en la rehidratación rápida mediante la administración de sales de rehidratación oral (SRO) o líquidos intravenosos, dependiendo de la gravedad del caso. La administración de SRO (bolsas de la OMS/UNICEF) permite tratar adecuadamente hasta un 80% de los casos. Los pacientes con deshidratación muy grave se tratan con líquidos intravenosos, preferiblemente lactato de Ringer. A los casos graves se les pueden administrar antibióticos apropiados para reducir la duración de la diarrea y el volumen de líquidos de rehidratación necesarios, así como para acortar el periodo de excreción de Vibrio cholerae.

En los menores de 5 años la administración de suplementos de cinc 2 tiene una eficacia demostrada para acortar la duración de la diarrea y el número de episodios diarreicos sucesivos. Con el fin de garantizar el acceso oportuno al tratamiento, los centros de tratamiento del cólera deben instalarse entre las poblaciones afectadas siempre que sea posible.

Mensajes fundamentales
Las SRO permiten tratar con éxito un 80% de los casos de cólera.
Los antibióticos apropiados pueden reducir la duración de la diarrea y de la excreción de Vibrio cholerae.



TRATAMIENTO DEL DENGUE.

Tratamiento del dengue
No existe ningún medicamento en la actualidad dirigido a combatir el virus del dengue, por lo tanto sólo se puede realizar un tratamiento para aliviar los síntomas. Entre ellos, para la fiebre se puede administrar paracetamol (acetaminofén), nunca hay que tomar aspirina (ácido acetilsalicílico) ni otros analgésicos del grupo de los antiinflamatorios no esteroideos tales como el ibuprofeno, pues pueden aumentar el riesgo de manifestaciones hemorrágicas.

Para evitar la deshidratación se debe tomar abundantes líquidos y guardar reposo en cama.

Si el paciente tiene manifestaciones de dengue hemorrágico, debe acudir a un centro hospitalario, ya que probablemente necesite fluidos por vía endovenosa, e incluso podría requerir la administración de concentrado de plaquetas o de transfusiones de sangre si existen pérdidas importantes de la misma.

Se debe, además, vigilar de cerca los signos vitales como el pulso, la frecuencia cardiaca y la presión arterial para determinar cualquier signo de shock.

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