Dra. Mirta Villar (Infectologia)
Integrantes: Grupo #1
1-Maria de los Angeles Brito 1-08-1295
2-Edison Castillo 1-09-0545
3-Sandra Gonzalez 1-09-5310
4-Alba Muñoz 1-10-1657
5-Angelina Hernandez 1-10-1936
6-Walda Amarante 1-07-1503
7-Mairoby Ogando 1-09-3978
8-Bianca Paña 1-09-2944
Enfermedades Eruptivas (papera, rubeola, sarampion y varicela)
Ø Parotiditis o papera
Parotiditis, popularmente denominada como paperas,
es una enfermedad contagiosa que puede ser aguda o crónica, localizado
fundamentalmente en una o ambas glándulas parótidas, que son glándulas salivales
mayores ubicados detrás de las ramas ascendentes de la mandíbula. Es causado
por un virus de los Paramyxoviridae, causando una enfermedad clásicamente de
los niños y adolescentes, aunque puede también causar infecciones en adultos
sensibles.1 Por lo general, la enfermedad produce inmunidad de por vida, por lo
que puede ser prevenida por la administración de una vacuna, la vacuna triple
vírica (SPR).
La parotiditis puede afectar a otras glándulas del
cuerpo, el sistema nervioso central y los testículos. Las complicaciones más
frecuentes son la meningitis y la inflamación testicular que puede llevar a la
infertilidad. El tratamiento consiste en el alivio de los síntomas.
·
Epidemiologia
Es una enfermedad viral poliglandular, común en la
infancia, pero no exenta de presentarse en la edad adulta, en cuyo caso se
caracteriza por producir inflamación de las glándulas parótidas
(principalmente, aunque afecta otras glándulas del cuerpo). Antes de la
introducción de la vacunación universal, la parotiditis era una enfermedad que
una vez fue endémica en todo el mundo, afectaba a la mayoría de los niños entre
2 y 15 años de vida. Actualmente su incidencia aumenta a finales del invierno y
durante la primavera en climas templados, en particular entre instituciones de
acogida colectiva de niños, como las guarderías. Con un periodo de incubación
de 14-21 días, siendo más contagiosa unos 4 días antes de la inflamación
visible de las parótidas. Se transmite por contacto con gotitas de saliva en el
aire procedentes de un individuo infectado y, en menor medida, la infección
puede propagarse a través de la orina.
·
Etiología
El agente etiológico de la parotiditis infecciosa es
un virus: el denominado Mixovirus parotiditis, un virus ARN que pertenece a la
familia Paramyxoviridae, subfamilia Paramyxovirinae, género Rubulavirus. El
hombre es el único reservorio de este agente patógeno. Sólo hay un serotipo con
diferentes subtipos en todo el mundo, por lo que ni la enfermedad ni la
respuesta serológica difieren. De modo que, cuando una persona se expone al
virus y enferma, obtendrá inmunidad por el resto de su vida. Es una enfermedad
de las llamadas prevenibles por vacunación, ya que se cuenta con una vacuna, la
cual suele aplicarse en combinación con la del sarampión y la rubéola (triple
viral o MMR). Esta medida preventiva suele brindarse al cumplirse los 12 o 15
meses.
·
Patogenia
Después que el virus penetra a través de la puerta
de entrada, se multiplican las células del tracto respiratorio, pasa a la
corriente sanguínea y se localiza en muchos tejidos de los cuales las glándulas
salivales son las más susceptibles. La inflamación de las estructuras
lesionadas responde a una reacción de hipersensibilidad a la multiplicación de
virus.
·
Clasificación
Primarias:
En este grupo se incluye fundamentalmente la parotiditis epidémica o paperas,
enfermedad contagiosa (infecciosa o transmisible, por gotitas) producida por un
virus de la familia de los paramixovirus. Ataca preferentemente a niños de 5 a
16 años de edad, y se caracteriza por el aumento de tamaño de las glándulas
salivales, casi siempre de las parótidas, que se ubican a ambos lados de las
ramas ascendentes de la mandíbula. En los adultos y jóvenes puede extenderse a
los testículos u ovarios. Los testículos pueden duplicar su tamaño.
Secundarias:
Suelen ser bacterianas y en general suelen aparecer en pacientes con algún tipo
de estado de inmunosupresión.
·
Manifestaciones
clínicas
Se calcula que entre el 20% y el 30% de los casos
son asintomáticos y la infección sólo puede establecerse por la detección de
anticuerpos en la sangre. Cuando aparecen, los síntomas iniciales de la
parotiditis son dolor de cabeza, malestar general, fiebre ocasional no mayor a
38 °C y dolor mandibular, principalmente al tacto. Estas molestias se presentan
poco antes de que aparezca la inflamación y edema facial, provocado por el
crecimiento de las glándulas. El proceso generalmente inicia en las parótidas,
y lo más frecuente es que no aumenten de tamaño las dos al mismo tiempo.
Posteriormente pueden verse afectadas las glándulas salivales sublinguales y
submaxilares, incrementándose el dolor y el edema. No se afectan en esta
enfermedad únicamente las glándulas salivales: pueden verse afectados también
el páncreas, los testículos y los testículos.
·
Diagnostico
Las paperas son diagnosticadas clínicamente basadas
en la clásica inflamación de las glándulas parotídeas. Esta inflamación puede
ser uni- o bilateral, aunque cada vez es más frecuente encontrar casos en los
que no está presente la inflamación de la parótida en todos los pacientes
aquejados de paperas. El diagnóstico de laboratorio ha sido clásicamente basado
en la detección de IgM específica.
·
Tratamiento
No existe un tratamiento que sea efectivo para curar
la enfermedad. Se basa únicamente en la mejora de los síntomas, hasta que se
cumpla la historia natural de la enfermedad. Entre las medidas generales, es
necesario aislar al enfermo, para evitar mayor incidencia de casos, reposo
durante el periodo febril y proporcionar a la persona afectada medicamentos
para disminuir la sintomatología.
Los
casos que requieren principal cuidado y vigilancia son los siguientes:
En caso de meningitis, únicamente se emplea
tratamiento sintomático. Al ser ésta una meningitis aséptica, los antibióticos
no ofrecen mayor ventaja. Es necesario monitorizar las funciones vitales,
prevenir el edema cerebral y mantener la vía áerea permeable.
En la orquitis debe suspenderse el escroto sobre un
aditamento (suspensorio) de manera que los testículos no estén colgando. En los
casos que cursen con dolor muy intenso, se puede emplear codeína o petidina, o
un bloqueo local con procaína inyectada en el cordón espermático. En ciertas
situaciones incide sobre la túnica del saco escrotal para mejorar el edema y el
dolor.
En la pancreatitis se recomienda vigilancia estrecha
de las constantes vitales, mantenimiento del equilibrio ácido-base y la
hidratación parenteral, aunada al ayuno.
En el caso de la parotiditis infecciosa, las medidas
preventivas están destinadas a los adolescentes para evitar las complicaciones
testiculares, y a los niños desnutridos y susceptibles.
·
Complicaciones
La parotiditis es una enfermedad generalmente
benigna pero, en caso de no tenerse las precauciones y los cuidados apropiados
pueden aparecer complicaciones. Entre las más graves, encontramos la
meningitis, sospechosa en un paciente con parotiditis que presenta somnolencia,
rigidez de cuello (signo de Brudzinski) y cefalea, también la llamada
encefalitis urliana. Otra complicación severa es la pancreatitis, la cual se
manifiesta por dolor abdominal superior intenso e intolerancia a la vía oral.
Puede haber, en algunos casos, crecimiento ovárico (ovaritis u oforitis),
tiroiditis, infarto testicular o priapismo (erección dolorosa del pene). La
esterilidad es rara, y también puede haber, en pocos casos, neuritis,
hepatitis, miocarditis, trombocitopenia, artralgia migratoria, fibroelastosis
miocárdica.
Entre las complicaciones neurológicas raras, podemos
encontrar la encefalitis, el síndrome de Guillain-Barré, la ataxia cerebral y
la mielitis transversa. Éstas, si se presentan, lo harán después del periodo de
convalecencia.
Ø Rubeola
La rubéola es
una infección vírica contagiosa que produce síntomas leves, como dolor en las
articulaciones y erupciones. La rubéola es menos contagiosa que el
sarampión y muchos niños nunca llegan a
contagiarse. No obstante, la rubéola es grave, sobre todo para las mujeres
embarazadas. Una mujer infectada durante las primeras 16 semanas (particularmente
las primeras 8 o 10 semanas) de embarazo puede abortar, dar a luz un bebé
muerto o tener un bebé con defectos congénitos. Aproximadamente del 10 al 15
por ciento de las mujeres adultas jóvenes nunca han tenido la rubéola, por lo
que pueden correr el riesgo de tener hijos con graves defectos congénitos si se
infectan al comienzo del embarazo.
Epidemiología
Las epidemias ocurren en intervalos irregulares
durante la primavera. Las mayores epidemias ocurren cada 6 o 9 años. En los
países desarrollados actualmente el número de casos es menor que nunca.
Etiología
Se transmite entre personas a través de estornudos,
tos o el contacto con superficies contaminadas (pañuelos, vasos, o manos). La
posibilidad de que una persona no vacunada adquiera la enfermedad si convive
con alguien que la tiene es del 90 por ciento. Cuando el virus se introduce en
el organismo, pasa a la sangre atacando a los glóbulos blancos, que a su vez
transmiten la infección a las vías respiratorias, la piel y otros órganos. Una
vez que se padece la enfermedad, el paciente adquiere inmunidad permanente, por
lo que no vuelve a ser atacado por el virus. Un bebé infectado antes del
nacimiento puede ser contagioso durante muchos meses después de nacer.
Manifestaciones
clínicas
Los síntomas comienzan entre los 14 y los 21 días
después de la infección. La rubéola se caracteriza por la aparición de pequeñas
erupciones en la piel de un color rosáceo que se inician en la cabeza y
progresan hacia los pies, haciéndose más intensas en el tronco, que no provocan
picores ni molestias y suelen desaparecer en pocos días.
Las
erupciones suelen mostrarse uno o dos días después del contagio. Junto a las
manchas rojizas, los síntomas de la rubéola son bastante similares a los de un
síndrome gripal, con malestar general, fiebre poco intensa, enrojecimiento de
los ojos, dolor de garganta (faringitis) e inflamación dolorosa de ganglios
alrededor de la nuca y en la región posterior de las orejas.
Prevención
La vacuna triple vírica, que protege frente a la
rubéola, el sarampión y las paperas se muestra eficaz en casi la totalidad de
las personas a las que se les administra. Es una vacuna combinada que se
recomienda en la niñez. Es aconsejable administrar la primera dosis cuando el
niño cumple 15 meses, aunque en algunos casos no proporciona la inmunidad
adecuada, por lo que se suele facilitar una segunda dosis antes de la
escolarización (entre los cuatro y los seis años) o antes de la adolescencia
(entre los once y los trece años). En cualquier caso, también se recomienda la
vacunación en personas adultas que no recibieron la inmunización durante la
infancia.
Diagnósticos
El diagnóstico se basa en los síntomas típicos. Sin
embargo, muchos casos de rubéola se diagnostican erróneamente o son leves y
pasan inadvertidos. Es difícil su diagnosticación ya que las erupciones en la
piel suelen ser poco intensas y de escasa duración. No obstante, se puede
conocer mediante un análisis de sangre si la persona ya ha padecido la enfermedad
y por tanto es inmune.
Tratamiento
No existe un tratamiento específico para la rubéola.
La actuación de los especialistas durante la enfermedad suele centrarse en el
control de los síntomas y va dirigida a mitigar la fiebre y el malestar
general, como si se tratara de un proceso gripal. Se recomienda reposo y el
aislamiento del paciente para evitar nuevos contagios. Hay que acudir al
pediatra si el niño con rubéola respira con dificultad o la tos dura más de
cuatro o cinco días. Se administran antibióticos en caso de infecciones
bacterianas (otitis o neumonía).
Otros
Datos
Los problemas más graves asociados a la rubéola
suelen presentarse en mujeres embarazadas que contraen la enfermedad durante la
gestación o en los meses anteriores al embarazo. En estos casos existe un alto
riesgo de que el feto se contagie y desarrolle el Síndrome Congénito de la
Rubéola, que puede provocar la aparición de defectos congénitos en el niño,
tales como pérdida de visión y ceguera, pérdida de audición, patologías
cardíacas, retraso y parálisis cerebral o dificultades a la hora de empezar a
caminar.
Los bebés con este síndrome pueden presentan bajo
peso al nacer, diarrea ,neumonía y
meningitis, Las primeras 8 semanas de gestación son las más susceptibles para
el feto, con mayor probabilidad de defectos congénitos, ya que es una época muy
importante del crecimiento fetal, con numerosos órganos y sistemas en pleno
desarrollo, que pueden verse dañados por el virus.
Los especialistas recomiendan que las mujeres en
edad fértil estén inmunizadas contra la enfermedad para evitar el Síndrome
Congénito de la Rubéola, o someterse a un análisis antes del embarazo con el
fin de detectar la presencia de anticuerpos (defensas) contra la rubéola. La
vacuna no se debe administrar durante el embarazo ni en los tres meses
anteriores a la concepción y las mujeres embarazadas deben mantenerse alejadas
de personas con rubéola.
Ø Varicela
La varicela es una enfermedad extremadamente
contagiosa caracterizada por un brote ampollar. Ocurre más frecuentemente en
niños entre 5 y 8 años. Se transmite con facilidad, tanto así, que casi todo el
mundo se enferma al tiempo.
·
Causas
de la varicela
La varicela es una infección producida por el virus
varicela zóster. Se contrae tocando las ampollas de una persona que este
infectada o por algún tipo de contacto con ella. Algunos investigadores
sugieren que el virus puede ser transportado por el aire, porque puede ser
contraído por una persona antes que se desarrolle el brote. Otra forma de
adquirir la enfermedad es habiendo contraído la enfermedad de herpes zóster,
que es un desorden nervioso causado por el mismo virus.
El periodo de incubación de la varicela es de 10 a
21 días. Es contagiosa entre los 6 y 8 días después de la aparición del brote.
·
Síntomas
El primer síntoma de la varicela es un brote, que
puede producir mucha rasquiña. Comienza con unos pequeños puntos rojos en el
tronco. Al cabo de horas los puntos se agrandan y comienzan a aparecer en la
cara, cráneo y extremidades superiores e inferiores. En los siguientes días, se
forma ampollas, que se llenan de pus, luego se revientan y forman una costra.
Se producen nuevos puntos durante un periodo de 2 a
6 días. Pueden diseminarse a las plantas de los pies y palmas de la mano,
afectar los ojos, boca, garganta, vagina y recto.
Otros de los síntomas principales de la varicela es
la fiebre leve(38-39°) que se eleva y desaparece con el brote. Algunos niños
presentan fiebre leve y malestar unos días antes que comience el brote; esto es
más notorio en los adultos.
Los adultos usualmente presentan una fiebre más
alta, el brote es más intenso, hay cefalea, dolor muscular, y tomados los
síntomas toma entre 10 días y 2 semanas.
·
Complicaciones
La complicación más común es la infección de las
ampollas, que puede ocurrir al rascar las ampollas y la piel se rompe. En
algunos casos, el brote se disemina a los ojos causando dolor y posible daño.
Generalmente la varicela desaparece sin dejar cicatriz, a menos que las
ampollas se rasquen y se infecten de nuevo. Se debe consultar al médico si hay
dificultad para respirar, fiebre alta, decaimiento excesivo, cefalea, vómitos o
inestabilidad en el transcurso de la enfermedad, o varias semanas después de la
recuperación. Estos síntomas pueden indicar complicaciones serias.
·
Tratamiento
Debido a que no se conoce cura para el tratamiento
se limita reducir los síntomas que produce. Una loción suavizante, como la
calamina disminuye el prurito. Los baños en agua tibia (no caliente) disminuyen
el prurito, mantienen la piel limpia y reducen el riesgo de infección del
brote. Si el prurito es intenso, las uñas deben limarse y utilizar guantes para
disminuir la reacción inconsciente de rascarse. Los niños deben utilizar
mitones y patines durante la aparición del brote.
Se ha establecido una asociación entre el ácido
acetilsalicitico que se utiliza durante la infección y el síndrome de Reye (inflamación
del cerebro acompañada de deterioro del hígado) en niños.
Por ello se recomienda no administrar dicho
medicamento en niños con varicela y sustituirlo por otro que el medico
recomiende.
·
Prevención
Aunque casi todo el mundo contrae la varicela, la
mayoría de la gente no la vuelve a contraer debido a que el cuerpo elabora
anticuerpos que combaten el virus. Sin embargo, el mismo virus puede producir
herpes zóster posteriormente. Los investigadores trabajan en esta vacuna, pero
todavía no está disponible.
Ø Sarampión
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y
grave causada por un virus. En 1980, antes de que se generalizara el uso de la
vacuna, el sarampión causaba cerca de 2,6 millones de muertes al año. A
nivel mundial sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños
pequeños, a pesar de que existe una vacuna segura y eficaz. Se calcula que en
2011 murieron 158 000 personas por esta causa, la mayoría de ellas menores de 5
años.
El sarampión es causado por un virus de la familia
de los paramixovirus que normalmente crece en las células de revestimiento de
la faringe y los pulmones. Se trata de una enfermedad humana que no afecta a
los animales.
La intensificación de las actividades de vacunación
ha influido de forma decisiva en la reducción de las muertes por sarampión. Se
calcula que entre 2001 y 2011 fueron vacunados contra la enfermedad 1000
millones de niños de 9 meses a 14 años que viven en países de alto riesgo. A
nivel mundial, las defunciones por sarampión han descendido un 71%, pasando de
548 000 en 2000 a 158 000 en 2011.
·
Manifestaciones
clínicas
El primer signo del sarampión suele ser la fiebre
alta, que comienza unos 10 a 12 días después de la exposición al virus y dura
entre 4 y 7 días. En la fase inicial, el paciente puede presentar rinorrea,
tos, ojos llorosos y rojos, y pequeñas manchas blancas en la cara interna de
las mejillas. Al cabo de varios días aparece un exantema, generalmente en el
rostro y la parte superior del cuello, que se extiende en unos 3 días, acabando
por afectar a las manos y pies. El exantema dura 5 a 6 días, y luego se
desvanece. El intervalo entre la exposición al virus y la aparición del
exantema oscila entre 7 y 18 días (media de 14 días).
El sarampión suele ser leve o moderadamente grave.
Los casos graves son especialmente frecuentes en niños pequeños malnutridos, y
sobre todo en los que no reciben aportes suficientes de vitamina A o cuyo
sistema inmunitario se encuentra debilitado por el VIH/SIDA u otras
enfermedades.
La mayoría de las muertes se deben a complicaciones
del sarampión, que son más frecuentes en menores de 5 años y adultos de más de
20 años. Las más graves son la ceguera, la encefalitis (infección acompañada de
edema cerebral), la diarrea grave (que puede provocar deshidratación), las
infecciones del oído y las infecciones respiratorias graves, como la neumonía.
En poblaciones con altos niveles de malnutrición y falta de atención sanitaria
adecuada, el sarampión puede llegar a matar al 10% de los casos. La infección
también puede provocar complicaciones graves en las mujeres embarazadas e
incluso ser causa de aborto o parto prematuro. Quienes se recuperan del sarampión
se vuelven inmunes de por vida.
·
Poblaciones
en riesgo
Los niños pequeños no vacunados son quienes corren
mayor riesgo de sufrir el sarampión y sus complicaciones, entre ellas la
muerte. Las mujeres embarazadas sin vacunar también constituyen un importante
grupo de riesgo. Sin embargo, puede infectarse cualquier persona que no esté
inmunizada (es decir, que no haya sido vacunada y no haya sufrido la
enfermedad).
El sarampión sigue siendo frecuente en muchos países
en desarrollo, sobre todo en algunas zonas de África, Asia y el Mediterráneo
Oriental. Cada año hay más de 20 millones de personas afectadas. La abrumadora
mayoría (más del 95%) de las muertes se registran en países con bajos ingresos
per cápita e infraestructura sanitaria deficiente.
Los brotes de sarampión pueden ser especialmente
mortales en países que estén sufriendo desastres naturales o conflictos, o
recuperándose de ellos. Los daños a la infraestructura sanitaria y a los
servicios de salud interrumpen la inmunización sistemática, y el hacinamiento
en los campamentos de refugiados y desplazados internos aumenta mucho el riesgo
de infección.
·
Transmisión
El virus del sarampión es muy contagioso y se
propaga por la tos y los estornudos, el contacto personal íntimo o el contacto
directo con secreciones nasales o faríngeas infectadas.
El virus presente en el aire o sobre superficies
infectadas sigue siendo activo y contagioso durante periodos de hasta 2 horas,
y puede ser transmitido por un individuo infectado desde 4 días antes hasta 4
días después de la aparición del exantema.
El sarampión puede producir epidemias que causan
muchas muertes, especialmente entre los niños pequeños malnutridos.
En países donde el sarampión ha sido prácticamente
eliminado, los casos importados de otros países siguen siendo una importante
fuente de infección.
·
Tratamiento
No existe ningún tratamiento antiviral específico
contra el virus del sarampión. Las complicaciones graves del sarampión pueden
evitarse con un tratamiento de apoyo que garantice una buena nutrición, una
ingesta suficiente de líquidos y el tratamiento de la deshidratación con las
soluciones de rehidratación oral recomendadas por la OMS (para reponer los
líquidos y otros elementos esenciales que se pierdan con la diarrea o los
vómitos). Se deben prescribir antibióticos para tratar la neumonía y las
infecciones de los oídos y los ojos.
Todos los niños de los países en desarrollo
diagnosticados de sarampión deben recibir dos dosis de suplementos de vitamina
A con un intervalo de 24 horas entre ambas. Este tratamiento es eficaz para
restaurar los niveles de vitamina A, que durante la enfermedad suelen ser bajos
incluso en los niños bien nutridos, y puede ayudar a prevenir las lesiones
oculares y la ceguera. Además, se ha demostrado que los suplementos de vitamina
A reducen la mortalidad por sarampión en un 50%.
·
Prevención
La vacunación sistemática de los niños contra el
sarampión, combinada con campañas de inmunización masiva en países con elevada
incidencia y mortalidad son estrategias de salud pública fundamentales para
reducir la mortalidad mundial por sarampión. La vacuna contra el sarampión, que
se viene utilizando desde hace 40 años, es segura, eficaz y barata. Inmunizar a
un niño contra el sarampión cuesta menos de US$ 1.
La vacuna contra el sarampión suele juntarse con las
vacunas contra la rubéola y/o la parotiditis en países donde estas enfermedades
constituyen un problema. Su eficacia es similar tanto si se administra
aisladamente como si se combina con estas vacunas.
En 2011, aproximadamente un 84% de la población
infantil mundial recibió a través de los servicios de salud habituales una
dosis de vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año de vida. En 2000,
ese porcentaje fue del 72%. Para garantizar la inmunidad y prevenir posibles
brotes, se recomiendan dos dosis de la vacuna, puesto que aproximadamente un
15% de los niños no adquieren inmunidad con la primera dosis.